La contaminación, la crisis climática, las nuevas leyes ambientales y la demanda de los comensales que buscan utilizar envases reciclables, transformaron a los empaques ecológicos en una nueva necesidad para muchos comercios y restaurantes.
El packaging sustentable ha comenzado a insertarse en esta nueva era. Ya sea que intentemos reducir la cantidad de desechos o simplemente busquemos no ir en contra de las normativas que regulan el plástico de un solo uso, conocer las características y atributos de estos empaques “eco-friendly” nos ayudará a entender el nuevo paradigma.
La mayoría de los productos que se encuentran en el mercado son biodegradables. Un plástico, por ejemplo, se degradará en 400 años. El compostable, por su parte, está hecho exclusivamente de materiales naturales, 100% basados en plantas, que hacen que su degradación sea en un máximo de dos años. Además, en lugares de compostaje industrial —con condiciones óptimas de humedad, temperatura y presión—, puede llegar a reducirse a 12 semanas. Por lo tanto, “biodegradable” y “compostable” son términos complementarios, pero el compostable es mucho más rápido en su proceso de degradación.
Actualmente, en el mercado latinoamericano se venden muchas alternativas de productos que dicen ser “más biodegradables”. Se comercializan bolsas o bowls de color marrón y hechos de papel kraft, que dan la sensación de ser ecológicos; pero esos bowls, en general, traen recubrimientos internos de plástico, los cuales evitan que, por ejemplo, un vaso de café derrame su líquido. A la vista parecen muy ecológicos, pero el hecho de tener esos dos materiales en su composición —kraft y plástico— los hace más difícil de degradar y desintegrar. Los compostables, en vez de tener una lámina de plástico por dentro, trabajan otro tipo de elementos, como los bioplásticos. Si bien tienen un mix de materiales, todos son compostables.
Dentro de los compostables, encontramos varios tipos de materiales. Uno de ellos es el PLA, un bioplástico a base de almidón de maíz. Este elemento es súper moldeable: puede ser flexible, transparente, no transparente, y también duro y blanco (por ejemplo, el que se utiliza para los cubiertos). Es el material más popular entre los distintos tipos de envases, ya que no pierde rigidez, resistencia, tolerancia a la temperatura, al frío, o a la conservación de los alimentos. Tiene las mismas propiedades que podría tener un plástico, con la diferencia de que no emite micropartículas tóxicas. Por lo tanto, si hablamos de entregas a domicilio, existen alternativas para el transporte, para reservar el calor y para todas las necesidades del envío.
Algunas de las materias primas utilizadas suelen ser:
En términos tangibles, no existe una gran diferencia entre los productos compostables y los tradicionales. Normalmente, en los restaurantes, cafeterías y comercios, se usa el cartón y todas las variedades de plástico. En el caso de los compostables, la principal diferencia son las fuentes de extracción de las materias primas y los materiales que se utilizan, pero no varía en cuanto a la calidad.
Por otro lado, entendiendo que estamos utilizando un producto bastante nuevo en el mercado, es necesario integrar el conocimiento para expresarle a los comensales cómo están elaborados estos envases y cuáles son sus materias primas. “El mensaje” podría ser el principal diferencial que tiene una cafetería a la hora de usar este tipo de compostables: el hecho de decir que el producto es ecológico y que se vea claramente en el envase, aporta a la “educación” del cliente final.
Utilizar compostables es más costoso que usar plástico. La razón principal es que el plástico está masificado a nivel mundial, los costos para fabricarlo son muy bajos y el volumen producido es muy grande. Los materiales compostables, a diferencia del plástico, vienen de fuentes muy específicas y son pocos los países que producen estas materias primas, lo que termina elevando su precio. En algunos casos y dependiendo del material, incluso podría valer hasta el doble.
En contraparte, se trata de una inversión adicional que se compensa con el marketing y el interés que produce en los clientes finales. En la actualidad, un gran porcentaje de comensales están demandando este tipo de materiales. Además, los comercios gastronómicos traspasan, en general, ese costo al precio final. El consumidor acepta ese alza con el fin de tener productos mucho más amigables con el medio ambiente.